Cada vez que visitamos una web, se inicia un proceso de aprendizaje en nuestro cerebro. Ya sea por la navegación, el diseño o cualquier elemento de la web, el cerebro tiene que aprender a utilizar el sitio sin olvidar la razón por la que lo visitamos en primer lugar.
El esfuerzo mental requerido durante este tiempo se denomina carga cognitiva. Pero hay algo más: la memoria de trabajo en la que se procesa y almacena esta información es limitada. El cerebro empieza a ralentizarse o incluso a abandonar la tarea cuando recibe más información de la que puede manejar. Aunque la carga cognitiva no es totalmente evitable, los diseñadores deben esforzarse por gestionar y adaptarse a estos límites.
¿Qué causa la carga cognitiva?
Para saber cómo reducir la carga cognitiva, primero debemos entender qué la provoca. En términos generales, las causas de la carga cognitiva se remontan a tres factores principales:
- Demasiadas opciones
- Demasiada reflexión necesaria
- Falta de claridad
Cada uno de estos factores requiere un esfuerzo propio y consume recursos mentales que en realidad no ayudan a los usuarios a comprender el contenido.
La ley de Miller
La Ley de Miller afirma que un ser humano solo puede retener entre 5 y 9 elementos de conocimiento a la vez. A raíz de este principio han surgido muchos malentendidos, como la restricción de un menú de interfaz a 7 elementos. A menudo se interpreta como un argumento de que el número de objetos que un ser humano medio puede retener en la memoria a corto plazo es de 7 ± 2.
La ley de Hick
La Ley de Hick (también conocida como Ley de Hick-Hyman) es un principio psicológico que examina la relación entre el número de opciones y el tiempo que se tarda en tomar una decisión. En pocas palabras, cuantas más opciones hay, más tiempo se tarda en tomar una decisión. Por eso, como diseñadores, debemos integrar los datos y mostrarlos de forma que no resulten abrumadores para el usuario, buscando la claridad.
Estas dos leyes se pueden resumir en tres consejos que ayudan a disminuir la carga cognitiva:
- Agrupar
Para que la información sea más fácil de procesar y memorizar, podemos dividirla en un número reducido de unidades o trozos. La fragmentación nos permite compensar nuestra capacidad limitada para procesar y almacenar información en la memoria a corto plazo. Un ejemplo de cómo fragmentamos información puede ser la visualización de un número de teléfono:
Descomponer grandes cantidades de datos en partes más pequeñas para que el usuario pueda entenderlos y hacerse una idea de lo que está pasando. La perspectiva del usuario sobre lo que es importante y merece la pena recordar puede depender de cómo se reagrupe la información.
- Categorizar
Organizar la información en agrupaciones lógicas es otro método para disminuir la carga cognitiva. Agrupar los elementos divididos en varias categorías pueden ayudar a los usuarios a centrarse con mayor eficacia. Esto ayuda a evitar la sobrecarga cognitiva al reducir la cantidad de material a la que se expone el usuario. Así, el usuario puede concentrarse en el grupo que le interesa e ignorar el resto de elementos
Limitar el número de opciones
Como ya vimos en la ley de Hick, la dificultad para tomar decisiones del usuario es directamente proporcional al número de opciones con el que se encuentra. La forma más fácil de solucionar esto sería reduciendo las opciones cuando es posible, una decisión entre 3 o 4 elementos siempre tendrá un mejor ratio de conversión que una con 6 o 7.
En las ocasiones en las que esto no es posible podemos adoptar los consejos anteriores y agrupar o categorizar. Por ejemplo, si un formulario tiene demasiados campos, para evitar el abandono podemos dividirlo en pasos.
Conclusión
Siguiendo los principios anteriores, se puede reducir considerablemente la carga cognitiva del usuario y asegurarse de que su atención no se desperdicie en elementos que no le ayudan. Es siempre importante recordar que el usuario tiene un objetivo, ya sea comprar un producto, entender algo o simplemente aprender más sobre el contenido de la web.