Desde hace ya un tiempo los influencers son un driver más en nuestros procesos y hábitos de compra. Estamos acostumbrados a que nos recomienden productos, destinos, marcas…pero todo esto puede estar estar a punto de cambiar. Y es que si tu “Para ti” de TikTok se ha llenado recientemente de vídeos de influencers recomendando no comprar ciertos productos tenemos una sopresa para ti: ya has sido “deinfluenced”.
¿Qué es el #deinfluencing?
El #deinfluencing se ha convertido en toda una tendencia en TikTok (salpicando a otros canales como Twitter o Instagram) que ya ha alcanzado más de 213 millones de visualizaciones. En esta corriente, se publican vídeos en los que se revelan productos que no valen la pena, que no cumplen con las expectativas o que tienen un precio desproporcionado para lo que son. Todo ello enfocado al ahorro de dinero– que encaja con el contexto inflacionario que estamos viviendo- y a la crítica a la cultura del “usar y tirar”.
Estos vídeos son protagonizados por creadores y pequeños influencers que se suman a la tendencia sin temor a las posibles consecuencias. En ellos, comparten sus reseñas sobre productos de cuidado de la piel, ropa, tecnología o fitness, entre otros.
Entendiendo los factores que impulsan la corriente
Sin duda, y como ya adelantábamos, uno de los motivos principales es la oposición al sobreconsumo y la escasa autenticidad de las recomendaciones en redes. En una era en la que continuamente aparecen nuevos productos “must-have”, donde la revolución de #TikTokMadeMeBuyIt ya acumula más de 43 billones de visualizaciones y donde el 65% de usuarios de TikTok dice confiar siempre en las reviews y recomendaciones de creadores para decidir qué comprar online, muchos están buscando una alternativa.
Los usuarios están cansados de la publicidad encubierta entre los influencers, los seguidores falsos o el exceso de filtros. Y así, el #deinfluencing es una muestra más de que los usuarios están demandando mayor transparencia y autenticidad en redes sociales.
Además, hay quienes sugieren que la narrativa de «eat the rich» también estaría detrás- visibilizando cómo los influencers también tienen problemas como que un producto no cumpla con sus expectativas. Esta hace referencia al reciente boom de series y películas con la misma trama: los problemas que sufren los ricos (ricos que llegan a una isla y no todos salen vivos de ella, conflictos dentro de familias millonarias, traiciones entre las grandes élites…). Una sátira vista en series como «Sucession», «White Lotus», ”Puñales por la espalda: el misterio de Glass Onion” o “The Menu”.
Más allá de lo evidente: las otras caras del #deinfluencing
Los más escépticos apuntan a que detrás de esto estaría un “green washing” por parte de los creadores, comentando que si esta tendencia de verdad se quiere posicionar como una crítica al sobreconsumo los influencers deberían acompañar sus vídeos de consejos o recursos sobre cómo combatirlo, ser más sostenible o darle una segunda vida a las cosas.
Además, algunos estudios demuestran que el contenido negativo recibe el doble de engagement en redes sociales que el positivo, y que estos vídeos con reviews negativas pueden estar siendo aprovechado por los creadores para atraer a un público mayor y mejorar sus resultados. ¿Habremos llegado al punto en el que esta es la única forma de conseguir que el algoritmo de las redes sociales muestre a los pequeños creadores y microinfluencers al resto de usuarios de la plataforma?
¿Cómo afecta todo esto a las marcas y al mundo del influencer marketing?
Sin duda, si esta tendencia continúa, las marcas tendrán que considerarla como un factor de riesgo, ya que su reputación puede verse afectada si un influencer con el que colaboran da una mala reseña de su producto o si un competidor paga a un creador para valorar negativamente a su marca.
Por esta razón, las marcas deben prestar mucha atención a la credibilidad de cada perfil y optar por colaboraciones a largo plazo y contenido personalizado para cada uno de ellos para conectar con los usuarios de una forma más creible y ofreciendo un contenido de valor.
Asimismo, los influencers deben ser transparentes en cuanto a las relaciones comerciales que mantienen con las marcas, y los usuarios deben ser educados para reconocer los mensajes publicitarios encubiertos. Solo de esta forma se puede construir una relación de confianza entre marcas, influencers y consumidores en las redes sociales.